Puede tener la tentación de quemar una cirugía estética exitosa dándole a la vuelta en un buen momento, pero la mayoría de los médicos no se lo recomendarían. Si estás fresco después de un procedimiento estético, aquí tienes 5 razones por las que no deberías seguir tu tratamiento con alcohol:

ALCOHOL GONZING

Tras someterse a una intervención de cirugía plástica, desea que su cuerpo tenga el tamaño deseado lo antes posible. Sin embargo, el consumo de alcohol dilata los vasos sanguíneos, lo que provoca que el cuerpo se hinche.

El alcohol también deshidrata, lo que se traduce en que tu cuerpo intenta retener su preciada agua lo máximo posible. (Sí, eso es lo que explica esa hinchazón tan agradable que sientes después de una noche salvaje con tus amigos). Su nariz es particularmente susceptible a la inflamación relacionada con el alcohol después de un procedimiento de rinoplastia, por lo que tendrá que hacer una elección entre su apariencia y su zumbido.

El alcohol adelgaza la sangre

Todas las cirugías invasivas requieren un período de recuperación, y el alcohol tiende a interferir con este proceso. El alcohol diluye la sangre, poniendo a los pacientes postoperatorios en mayor riesgo de hemorragia y recuperación prolongada.

EL ALCOHOL TE DEJA SENSIBLE AL DOLOR

Mientras que muchos recurren al alcohol para hacer frente al dolor emocional, no funciona igual con el dolor físico después de una cirugía estética. Según el Dr. Peter Aldea, cirujano plástico de Memphis, los bebedores frecuentes «pueden descubrir que los analgésicos no funcionan tan bien y no duran tanto como lo harían en otras circunstancias».»

EL ALCOHOL PUEDE HACER PELIGROSOS SUS MEDICAMENTOS

Más que el alcohol simplemente embota los efectos de un medicamento, el cirujano plástico Dr. Steven Turkelaub advierte que el alcohol «puede interactuar con algunos medicamentos de maneras que pueden ser perjudiciales e incluso peligrosas.» Los efectos secundarios de mezclar alcohol con medicamentos incluyen náuseas, vómitos, dolores de cabeza, somnolencia, desmayos y pérdida de coordinación. También puede ponerle en riesgo de sufrir hemorragias internas, problemas cardíacos y dificultad para respirar. Dé prioridad al frasco de recetas sobre el de vino.